La defecación al aire libre controlada es una intervención que puede tenerse en cuenta en una fase de respuesta inmediata en la que prevalece la defecación al aire libre aleatoria y aún no se ha establecido otra infraestructura de saneamiento. Incluye la determinación de lugares designados para defecar (que se denominan, por lo general, “campos de defecación al aire libre”) y la limpieza de las heces esparcidas.
La defecación al aire libre controlada permite restringir y gestionar las prácticas de defecación en espacios abiertos, en ciertas áreas predeterminadas (campos de defecación) y, de esa manera, abordar los riesgos para la salud pública asociados a la defecación al aire libre no controlada. Asimismo, las áreas en las que la defecación al aire libre representa una amenaza particular para la salud pública (p. ej., cerca de los mercados, las fuentes de agua, los hospitales o las escuelas) deben señalarse con claridad, y la defecación al aire libre debe controlarse estrictamente en tales espacios.
Los campos de defecación requieren de un área de terreno grande. El espacio seleccionado debe ubicarse, como mínimo, a una distancia de 50 m del área de producción, almacenamiento y preparación de alimentos (p. ej., las cocinas y los mercados); las fuentes de agua; las instalaciones de almacenamiento y tratamiento de agua; pero lo suficientemente cerca como para garantizar la seguridad y accesibilidad de los usuarios. Los campos de defecación deben ubicarse cuesta abajo de los asentamientos, campamentos y fuentes de agua para evitar la contaminación. El espacio debe contar con las pantallas adecuadas para garantizar la privacidad, espacios separados para hombres y mujeres, e instalaciones de lavado de manos en las entradas o salidas. Se recomienda la instalación de una iluminación adecuada (incluso en los caminos de acceso), con el fin de mejorar la seguridad durante las noches. El área de defecación se compone de franjas separadas entre sí con pantallas. Se debe recomendar a las personas que utilicen una sola franja a la vez, y las áreas utilizadas deben señalarse con claridad. Se pueden implementar divisiones internas para ofrecer una mayor privacidad y fomentar el uso más prolongado. Una vez que se llena una franja, esta debe cerrarse, y las heces deben tratarse con cal y trasladarse a un lugar seguro para su disposición final. En todo momento, se debe contar con la presencia de un asistente para garantizar el uso adecuado y la seguridad. Para mejorar los campos de defecación al aire libre, se pueden cavar trincheras de poca profundidad U.6 con el fin de fomentar la práctica de cubrir las heces luego de defecar.
Se necesitan materiales para elaborar las pantallas y demarcar el espacio de la manera adecuada. Se puede utilizar un lienzo de plástico o de materiales como el bambú o la tela. Se necesitan postes de madera o metal, además de palas y picos para colocarlos. Se debe proveer al personal con el equipo de protección personal (p. ej., indumentaria, mascarillas, guantes, botas), palas, bolsas, baldes y carretillas para recolectar y transportar las heces desperdigadas. Para el tratamiento subsecuente de las heces, se debe proporcionar cal.
La defecación al aire libre controlada no debe considerarse como una tecnología de saneamiento mejorada y debe utilizarse solo a modo de medida extrema a corto plazo, hasta que otras opciones de saneamiento estén listas para su utilización. Siempre que sea posible, debe evitarse la implementación de la defecación al aire libre controlada y se debe optar, en su lugar, por las letrinas poco profundas tipo trinchera U.6 o por soluciones de saneamiento más avanzadas como primera opción.
Las tareas habituales de operación y mantenimiento (O&M) incluyen la provisión de agua, jabón y materiales de limpieza anal (ya sea agua o materiales secos de limpieza). Debe haber un asistente en el lugar de manera permanente para garantizar la seguridad, la orientación continua del usuario, el uso correcto, y la apertura y el cierre de las franjas de defecación. Las tareas de O&M también incluyen el tratamiento regular de las heces con cal, su retiro y entierro, o su transporte hasta el lugar de disposición final. Si la defecación al aire aleatoria aún prevalece en el área, las tareas de O&M pueden incluir el retiro de las heces esparcidas en la zona.
Si bien la defecación al aire libre controlada es una mejora frente a la indiscriminada, este método sigue siendo un riesgo para la salud pública y debe evitarse siempre que sea posible. Se debe proporcionar al personal involucrado el equipo de protección personal correspondiente. Los campos de defecación deben equiparse con instalaciones de lavado de manos U.7 . Los contenedores de residuos sólidos X.8 ubicados en la entrada o la salida promueven la salud pública, por lo que son una medida importante para la gestión de la higiene menstrual. Se debe abordar el lavado de manos adecuado luego de utilizar el retrete, como parte de las actividades de promoción de la higiene X.12. Se necesita iluminación adicional por las noches, guardias de seguridad para la protección de los usuarios y medidas de accesibilidad para todas las personas.
La tecnología en sí misma no requiere de una gran inversión. Por lo general, los materiales necesarios se pueden obtener baratos y a nivel local. Para el funcionamiento de la tecnología, se necesita personal a tiempo completo, con el fin de garantizar el uso correcto de los campos. Los integrantes del personal pueden ser voluntarios de la comunidad local. No se necesitan conocimientos técnicos. Pueden surgir costos importantes para la defecación al aire libre controlada, como el alquiler o la adquisición del terreno necesario.
Un campo de defecación debe ubicarse donde sea menos probable que se convierta en una amenaza para la salud pública, donde los costos de adquisición del terreno sean bajos y donde sea lo suficientemente accesible para los usuarios. Es fundamental dividir las instalaciones según el género. Contar con entradas y salidas separadas, que no estén expuestas al público por completo, puede contribuir a una mayor privacidad. Los asistentes a tiempo completo pueden fomentar la privacidad, la seguridad y el uso correcto de las instalaciones. También pueden capacitar a los padres acerca de la manera en la que los niños deben utilizar las instalaciones. Además, se deben implementar medidas intensivas de concienciación y promoción de la higiene para garantizar que se utilicen los campos de defecación y evitar la defecación al aire libre aleatoria.
Productos de entrada
Productos de salida
Fase de respuesta
Respuesta inmediata | + |
Condiciones del terreno difíciles
Adecuado |
Nivel de aplicación
Vecindario | + + |
Ciudad | + + |
Tecnologías al agua y en seco
Seco |
Nivel de gestión
Público | + + |
Complejidad técnica
Baja |
Espacio necesario
Alta |
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