Las medidas preventivas ayudan a reducir la gravedad de un desastre y a agilizar su gestión. Muchas situaciones de emergencia siguen patrones predecibles y la mayor parte de las regiones propensas a los desastres se conocen bien. Al mismo tiempo, los escenarios de desastres y crisis son cada vez más complejos y las intervenciones de socorro reactivas tradicionales resultan insuficientes. Por eso, la prevención o mitigación de desastres desempeña un papel importante, y tanto los agentes de socorro como los de desarrollo deben tenerla en cuenta para abordar las vulnerabilidades subyacentes y crear capacidades que permitan hacer frente mejor a futuras conmociones. Las medidas preventivas incluyen el refuerzo de la resiliencia, el aumento de la preparación en caso de emergencia inmediata y la reducción del riesgo de desastres (véase el cuadro). Estas medidas forman parte integral tanto de la planificación del saneamiento como de las estrategias de desarrollo nacionales, regionales y locales.
Definición Aspectos clave relacionados con la infraestructura de saneamiento
Capacidad de los países, comunidades, individuos u organizaciones expuestos a desastres, crisis y vulnerabilidades subyacentes para gestionar el cambio.
Medidas cautelares para reforzar la capacidad de la población afectada y de las
organizaciones implicadas para dar una respuesta inmediata.
Todas las medidas preventivas (incluidas la resiliencia y la preparación) destinadas a reducir el riesgo de desastres mediante esfuerzos sistemáticos para analizar y reducir los factores causales de los desastres.
En esencia, la capacidad de recuperación se puede definir como la capacidad de los países, comunidades, individuos u organizaciones expuestos a desastres, crisis y vulnerabilidades subyacentes para gestionar el cambio. Esto se consigue mediante la anticipación, la reducción del impacto, el afrontamiento y la recuperación de los efectos de las adversidades, sin comprometer las perspectivas a largo plazo. Reforzar la resiliencia requiere compromisos e inversiones a largo plazo. Requiere un análisis en profundidad de las emergencias anteriores, de las causas subyacentes de la vulnerabilidad y de los activos humanos, psicológicos, sociales, económicos, físicos, naturales o políticos existentes en los distintos niveles de la sociedad. El objetivo es desarrollar medidas a nivel local que puedan incorporarse a las estructuras y procesos existentes para aumentar la capacidad de las partes involucradas y su potencial de autoorganización. Entre los componentes importantes para mejorar la capacidad de recuperación se incluyen el desarrollo de competencias, la capacitación, la educación, la sensibilización y la promoción, así como la mejora de la solidez y la durabilidad de las tecnologías y los servicios de saneamiento aplicados
La solidez es la capacidad de una tecnología para proporcionar un resultado satisfactorio en un entorno variable. Es importante que, en situaciones de emergencia, las tecnologías de saneamiento sean capaces de resistir fallas y sigan funcionando a pesar de las interrupciones (como cortes de energía, escasez de agua e inundaciones). Por lo tanto, es importante pensar en la solidez desde el principio de la planificación del suministro de saneamiento. Dadas las incertidumbres, es recomendable considerar los sistemas de saneamiento para que sean funcionales en una serie de posibles escenarios. Por ejemplo, las letrinas elevadas a prueba de inundaciones pueden evitar el desbordamiento de los lodos durante las inundaciones; las plantas de tratamiento de aguas residuales deben tener desvíos de aguas pluviales. No existe una “solución milagrosa” para planificar una opción de saneamiento sólida. Cada tecnología tiene sus fortalezas y debilidades específicas en función del contexto local y de las habilidades y capacidades disponibles.
La durabilidad es la capacidad que posee la tecnología para durar un largo periodo sin un deterioro significativo. Cuanto más dure, menos recursos se necesitarán para construir repuestos y más resistentes serán las tecnologías al desgaste, con lo que se reducirán aún más los costos de operación y mantenimiento junto con los riesgos de fallas. La elección de las tecnologías se debe hacer en función de las capacidades locales para la operación y el mantenimiento, la reparación y la disponibilidad de piezas de repuesto. En algunos casos, puede ser necesario elegir un nivel de servicio inferior para evitar tener equipos esenciales que no se puedan reparar cuando se averíen (por ejemplo, bombas, trituradoras, etc.) Para aumentar la durabilidad de la mayoría de las tecnologías de tratamiento, es necesario considerar un pretratamiento adecuado.
Las directrices del Manual Esfera definen el término “preparación” como las medidas de precaución adoptadas ante situaciones de crisis previsibles para reforzar la capacidad de respuesta inmediata de la población afectada y las organizaciones involucradas. La preparación es el resultado de las competencias, las relaciones y los conocimientos desarrollados por los gobiernos, los organismos humanitarios, las organizaciones locales de la sociedad civil, las comunidades y los individuos para anticiparse y responder de forma eficaz al impacto de peligros probables e inminentes. Las personas en situación de riesgo y las organizaciones e instituciones responsables deben ser capaces de realizar todos los preparativos logísticos y de organización necesarios antes del posible suceso y saber qué hacer en caso de emergencia. Además de los sistemas de alerta temprana y el desarrollo de planes de emergencia, se puede incluir el almacenamiento de equipos, así como la disponibilidad de posibles planes de evacuación.
El término “reducción del riesgo de desastres” se puede considerar en un sentido general, ya que hace referencia a todas las medidas preventivas, incluidas las que se especifican en las secciones sobre resiliencia y preparación. Su objetivo es reducir los riesgos de desastres mediante esfuerzos sistemáticos para analizar y reducir los factores causales de los desastres. Como ejemplos de reducción del riesgo de desastres se pueden citar la reducción de la exposición a los peligros, la reducción de la vulnerabilidad de las personas y los bienes, la gestión adecuada de la tierra y el medioambiente, y la mejora de los sistemas de preparación y alerta temprana. Un análisis adecuado de los riesgos constituye la base de las medidas adecuadas de reducción del riesgo de desastres. Evalúa la exposición potencial de las comunidades a estos riesgos, la vulnerabilidad social y de infraestructuras, y la capacidad de las comunidades para hacer frente a los riesgos. La comunidad internacional reconoce cada vez más la importancia del enfoque en la reducción del riesgo de desastres. A lo largo de la historia, los agentes del desarrollo no han invertido de forma significativa en la reducción del riesgo de desastres y la prevención, ya sea por falta de sensibilización, de incentivos o de conocimientos especializados en materia de emergencias. En los últimos años, la reducción del riesgo de desastres y la prevención de conflictos se han convertido en cuestiones transversales que se abordan a través de instrumentos de socorro, recuperación y desarrollo. Los servicios de saneamiento inadecuados o que no funcionan pueden provocar desastres, y los peligros, a su vez, pueden degradar los servicios de saneamiento, lo que aumenta el riesgo de desastres. Por lo tanto, es inevitable tener en cuenta los posibles riesgos de desastre a la hora de establecer o desarrollar servicios de saneamiento, ya sea en situaciones de socorro, recuperación o desarrollo.
IFRC (2012): The road to resilience – Bridging relief and development for a more sustainable future. IFRC, Geneva, Switzerland
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